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No podemos decir con total seguridad cuál es la causa exacta. Han existido muchas teorías para explicar su aparición. La mayoría sugieren que se debe a múltiples factores involucrados :
Factores morfológicos,factores psicológicos (Se relaciona el bruxismo con estados de elevado estrés), factores centrales (Sistema Nervioso Central) y trastornos del sueño.
Existen dos tipos de bruxismo según el momento del día en que se realice:
Bruxismo nocturno: Se realiza por las noches mientras dormimos. Se caracteriza por frotar los dientes superiores contra los inferiores, lo cual produce un ruido característico (habitualmente es su pareja quien se percata de ello). Como consecuencia de este frotamiento los bordes de los incisivos y caninos se van aplanando o fracturando. Las cúspides de los molares también irán desapareciendo progresivamente.
Bruxismo diurno: Se realiza durante el día mientras estamos despiertos. La principal diferencia con el bruxismo nocturno es que se caracteriza por apretar los dientes en vez de “frotar“ los dientes. Por tanto no se producirá generalmente ningún tipo de ruido. Las secuelas serán también diferentes, no se aplanarán tanto los bordes incisales o cúspides. Serán más habituales lesiones en los cuellos dentarios (zonas próximas a la encía) y las cúspides invertidas (hoyos a nivel de las cúspides).
Sería irreal decir que existe una solución definitiva que cure todos los casos que se nos presentan de bruxismo. Hoy en día sobre lo que sí podemos actuar es sobre sus signos y síntomas.
El tratamiento más frecuente es la confección de una férula de descarga o de relajación. Se trata de un dispositivo de resina transparente que va encajado en los dientes de un maxilar (bien el superior o bien el inferior). Se ha demostrado que este dispositivo induce una relajación muscular, reduciendo así la actividad parafuncional que produce el bruxismo.
Además funciona también como un protector, ya que al estar interpuesto entre los dos maxilares evita que se desgasten los dientes.